Tienen 10 genes implicados en el procesamiento del oxígeno diferentes a los del resto de la humanidad y esto es porque viven a 4500 metros sobre el nivel del mar donde los niveles de oxígeno no son suficientes. Sin embargo otras comunidades que habitan en alturas equivalentes no presentaron esta evolución del ADN que hace a los monjes tibetanos únicos en la especie humana.
El cuerpo humano no está diseñado para vivir a 4500 metros por encima del nivel del mar. A esa altura la presión de oxígeno en el ambiente es tan baja que la cantidad que llega a los pulmones es insuficiente. Claro que hay algunas culturas acostumbradas a estas condiciones: los pueblos andinos o las tribus de las montañas etíopes, por ejemplo. Pero los habitantes de la meseta tibetana tienen rasgos fisiológicos únicos.
Tal parece que siglos de evolución bajo condiciones extremas lograron hacer de estos hombres una raza particular: no solamente sus cuerpos sufren los cambios fisiológicos que cualquier otro ser humano experimentaría para aclimatarse a alturas elevadas, sino que su sangre contiene menos oxígeno y menos hemoglobina (que es la molécula que transporta el oxígeno) y una cantidad normal de glóbulos rojos. Además no presentan signos de vasoconstricción pulmonar ante la falta de oxígeno y mantienen un metabolismo aeróbico normal a pesar de la falta de oxígeno.
Nada de esto sucede en los cuerpos del resto de los mortales. Y la única explicación que encontraron los científicos a esta situación única es que se produjo en los tibetanos una adaptación genuina de su genética. Al menos eso es lo que piensan investigadores de Utah (EEUU) y Qinghai (China) y que acaban de publicar en la revista Science.
El primer paso fue crear una lista de posibles genes relacionados con esta peculiar fisiología. En total, seleccionaron 247 implicados en el procesamiento del oxígeno y otros rasgos que pudieran explicar la capacidad de los tibetanos de manejarse con normalidad a esa altura. Después analizaron el ADN de 75 habitantes de una aldea situada a 14.720 pies de altura y compararon la expresión de estos genes con la de ciudadanos chinos y japoneses residentes en cotas inferiores.
El resultado fue que “por primera vez tenemos genes que explican esta adaptación”, señaló. Lynn Jorde, jefe del Departamento de Genética Humana de la Universidad de Utah. Los análisis desenmascararon ciertas diferencias en 10 genes relacionados, entre otras cosas, con la hemoglobina.
"Lo que es único de los tibetanos es que no desarrollan más glóbulos rojos", señala Josef Prchal, hematólogo y profesor de Medicina Interna en la Universidad de Utah. "Si somos capaces de entender esto, podremos desarrollar tratamientos para algunas enfermedades", como el mal de altura, el edema pulmonar y cerebral y otros trastornos relacionados con la falta de oxígeno.
Fuente: El Mundo
El cuerpo humano no está diseñado para vivir a 4500 metros por encima del nivel del mar. A esa altura la presión de oxígeno en el ambiente es tan baja que la cantidad que llega a los pulmones es insuficiente. Claro que hay algunas culturas acostumbradas a estas condiciones: los pueblos andinos o las tribus de las montañas etíopes, por ejemplo. Pero los habitantes de la meseta tibetana tienen rasgos fisiológicos únicos.
Tal parece que siglos de evolución bajo condiciones extremas lograron hacer de estos hombres una raza particular: no solamente sus cuerpos sufren los cambios fisiológicos que cualquier otro ser humano experimentaría para aclimatarse a alturas elevadas, sino que su sangre contiene menos oxígeno y menos hemoglobina (que es la molécula que transporta el oxígeno) y una cantidad normal de glóbulos rojos. Además no presentan signos de vasoconstricción pulmonar ante la falta de oxígeno y mantienen un metabolismo aeróbico normal a pesar de la falta de oxígeno.
Nada de esto sucede en los cuerpos del resto de los mortales. Y la única explicación que encontraron los científicos a esta situación única es que se produjo en los tibetanos una adaptación genuina de su genética. Al menos eso es lo que piensan investigadores de Utah (EEUU) y Qinghai (China) y que acaban de publicar en la revista Science.
El primer paso fue crear una lista de posibles genes relacionados con esta peculiar fisiología. En total, seleccionaron 247 implicados en el procesamiento del oxígeno y otros rasgos que pudieran explicar la capacidad de los tibetanos de manejarse con normalidad a esa altura. Después analizaron el ADN de 75 habitantes de una aldea situada a 14.720 pies de altura y compararon la expresión de estos genes con la de ciudadanos chinos y japoneses residentes en cotas inferiores.
El resultado fue que “por primera vez tenemos genes que explican esta adaptación”, señaló. Lynn Jorde, jefe del Departamento de Genética Humana de la Universidad de Utah. Los análisis desenmascararon ciertas diferencias en 10 genes relacionados, entre otras cosas, con la hemoglobina.
"Lo que es único de los tibetanos es que no desarrollan más glóbulos rojos", señala Josef Prchal, hematólogo y profesor de Medicina Interna en la Universidad de Utah. "Si somos capaces de entender esto, podremos desarrollar tratamientos para algunas enfermedades", como el mal de altura, el edema pulmonar y cerebral y otros trastornos relacionados con la falta de oxígeno.
Fuente: El Mundo
Comentarios
Publicar un comentario
TU COMENTARIO ES VALIOSO!!