La técnica es aún experimental, sólo se aplicó en 4 pacientes pero, sin una vacuna prometedora en el horizonte, abre un nuevo camino para el tratamiento del HIV. Se trata de la aplicación en la médula ósea de células madre que portan genes anti HIV, capaces de detener la reproducción del virus.
La modificación genética para tratar el HIV cobró popularidad hace dos años, cuando salió a la luz que un hombre, que tenía leucemia, había vencido al virus gracias a un trasplante de médula para el cual, el hematólogo Gero Hütter, de la Charité Medical University de Berlín, eligió un donante compatible que tenía una mutación genética que le hacía inmune a casi todas las cepas del HIV. Aunque se trataba de un caso único y excepcional, que los médicos ven difícilmente repetible, abrió la puerta a la investigación con este tipo de terapia.
La investigación fue realizada por un grupo de investigadores del centro Ciudad de la Esperanza, en California, Estados Unidos. Aplicaron esta terapia a cuatro pacientes HIV positivos que además padecían un tipo de linfoma común entre quienes son seropositivos. El tratamiento habitual para estos casos es eliminar de la médula ósea células enfermas mediante quimioterapia y reemplazarlas por células sanas para que repueblen la médula. Aprovechando este transplante de médula, los investigadores modificaron algunas de las células que iban a transplantar para que portaran tres genes anti HIV.
Una vez en el organismo de los pacientes, estas células modificadas genéticamente produjeron información genética capaz de evitar que el HIV se replicara, manteniendo su efecto protector durante dos años después del transplante. Ninguno de los 4 pacientes tuvo efectos secundarios graves, ni sufrieron un rechazo ante el transplante.
"Aunque ninguno de los pacientes se curó de la infección por el HIV, entre otras cosas porque las células modificadas eran demasiado pocas como para hacer frente por sí solas al virus, el trabajo demuestra que este procedimiento es aparentemente seguro y que estas células sobreviven a largo plazo", destacan los autores. No obstante, se trata sólo de un primer paso y una nueva vía para seguir investigando esta alternativa. Los investigadores señalan que ahora deben asegurarse "de que las células modificadas permanecen funcionales más tiempo y no son destruidas por el cuerpo y que cuando estas células madre comiencen a dividirse, sus descendientes porten también el gen contra el HIV", indicó John Rossi, parte del equipo investigador.
A pesar de los buenos resultados obtenidos con trabajos de este tipo, la terapia génica sigue siendo bastante complicada de llevar a la práctica clínica, fundamentalmente por el riesgo de infecciones y efectos secundarios que puede conllevar. Asimismo, aunque los autores creen que "esta técnica podría ser capaz de retrasar o prevenir el progreso del VIH a Sida" y de reemplazar, en un futuro, la terapia farmacológica que deben tomar los seropositivos durante toda su vida, está por ver si eso es así.
"En teoría, esta terapia debería poder usarse en todos los pacientes con VIH y no sólo en aquellos que también tienen linfoma, pero para eso hay que cambiar el procedimiento para crear espacio en la médula para las nuevas células", explica Rossi. Y, aunque el futuro ideal sería que "reemplazase por completo al cóctel de antirretrovirales, lo cierto es que en un primer momento deberá usarse en combinación con los fármacos, para ir reduciendo poco a poco las dosis de éstos y evitar complicaciones", añade.
En cualquier caso, John Rossi y sus compañeros de investigación consideran que "la terapia génica supone una gran promesa para el tratamiento del VIH y, desde el caso del paciente de Berlín en 2008, hay varios trabajos que tratan de explorar sus posibilidades".
Fuente: El Mundo
La modificación genética para tratar el HIV cobró popularidad hace dos años, cuando salió a la luz que un hombre, que tenía leucemia, había vencido al virus gracias a un trasplante de médula para el cual, el hematólogo Gero Hütter, de la Charité Medical University de Berlín, eligió un donante compatible que tenía una mutación genética que le hacía inmune a casi todas las cepas del HIV. Aunque se trataba de un caso único y excepcional, que los médicos ven difícilmente repetible, abrió la puerta a la investigación con este tipo de terapia.
La investigación fue realizada por un grupo de investigadores del centro Ciudad de la Esperanza, en California, Estados Unidos. Aplicaron esta terapia a cuatro pacientes HIV positivos que además padecían un tipo de linfoma común entre quienes son seropositivos. El tratamiento habitual para estos casos es eliminar de la médula ósea células enfermas mediante quimioterapia y reemplazarlas por células sanas para que repueblen la médula. Aprovechando este transplante de médula, los investigadores modificaron algunas de las células que iban a transplantar para que portaran tres genes anti HIV.
Una vez en el organismo de los pacientes, estas células modificadas genéticamente produjeron información genética capaz de evitar que el HIV se replicara, manteniendo su efecto protector durante dos años después del transplante. Ninguno de los 4 pacientes tuvo efectos secundarios graves, ni sufrieron un rechazo ante el transplante.
"Aunque ninguno de los pacientes se curó de la infección por el HIV, entre otras cosas porque las células modificadas eran demasiado pocas como para hacer frente por sí solas al virus, el trabajo demuestra que este procedimiento es aparentemente seguro y que estas células sobreviven a largo plazo", destacan los autores. No obstante, se trata sólo de un primer paso y una nueva vía para seguir investigando esta alternativa. Los investigadores señalan que ahora deben asegurarse "de que las células modificadas permanecen funcionales más tiempo y no son destruidas por el cuerpo y que cuando estas células madre comiencen a dividirse, sus descendientes porten también el gen contra el HIV", indicó John Rossi, parte del equipo investigador.
A pesar de los buenos resultados obtenidos con trabajos de este tipo, la terapia génica sigue siendo bastante complicada de llevar a la práctica clínica, fundamentalmente por el riesgo de infecciones y efectos secundarios que puede conllevar. Asimismo, aunque los autores creen que "esta técnica podría ser capaz de retrasar o prevenir el progreso del VIH a Sida" y de reemplazar, en un futuro, la terapia farmacológica que deben tomar los seropositivos durante toda su vida, está por ver si eso es así.
"En teoría, esta terapia debería poder usarse en todos los pacientes con VIH y no sólo en aquellos que también tienen linfoma, pero para eso hay que cambiar el procedimiento para crear espacio en la médula para las nuevas células", explica Rossi. Y, aunque el futuro ideal sería que "reemplazase por completo al cóctel de antirretrovirales, lo cierto es que en un primer momento deberá usarse en combinación con los fármacos, para ir reduciendo poco a poco las dosis de éstos y evitar complicaciones", añade.
En cualquier caso, John Rossi y sus compañeros de investigación consideran que "la terapia génica supone una gran promesa para el tratamiento del VIH y, desde el caso del paciente de Berlín en 2008, hay varios trabajos que tratan de explorar sus posibilidades".
Fuente: El Mundo
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